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VICECONSEJERÍA DE FUNCIÓN PÚBLICA Y MODERNIZACIÓN. VALLADOLID.
La Junta de Personal de Servicios
Territoriales de la Junta de Castilla y León en León ha acordado enviar una
serie de alegaciones al Borrador de Decreto por el que se regula la jornada, el
horario, las vacaciones, los permisos y las licencias del personal al servicio
de la Administración de la Comunidad de Castilla y León, presentado por dicha
Administración, con el fin de mejorar un Decreto que de entrada consideramos
inaceptable.
Esta norma plasma,
una vez más, la pérdida de derechos
laborales que venimos sufriendo los empleados públicos desde mayo de 2010 y
que, en el momento actual, ya supone un retroceso de varias décadas en nuestras
condiciones de trabajo.
Las medidas
adoptadas son muchas, y como ejemplos que afectan a todos tenemos:
-
El aumento de la jornada laboral de 35 a
37,5 horas semanales; pero con esta vuelta al pasado no se recuperan los
horarios especiales de verano, Navidad, Semana Santa y fiestas locales, que en
ese momento había y que se suprimieron con el argumento de que no eran
asumibles al disminuir la jornada, con lo cual no es que estemos igual, estamos
peor que en las últimas décadas del siglo pasado.
-
Se nos reducen los días de libre
disposición y se nos quitan los días adicionales a partir del sexto trienio y
los días adicionales de vacaciones a partir de los 15 años. Y todo esto se hace
con total impunidad, sin tener en cuenta para nada que esos permisos no son
algo que graciablemente nos concedía la Administración, sino que responde a la
forma de compensar de alguna manera nuestra continua merma salarial. Además de
que ni así se compensaba la pérdida de poder adquisitivo de entonces, ahora la
supresión de los días de permiso se suma a injustas y discriminatorias
reducciones de nuestros salarios, ya mermados desde hace años en que no se ha
equiparado a las subidas del IPC.
Por todo ello
consideramos desmesurado el esfuerzo que hemos realizado y estamos realizado
los empleados públicos, y no solamente desde la llegada de la crisis, ya que en
la época de las vacas gordas nosotros sufrimos siempre subidas inferiores al
IPC o en su defecto congelaciones, lo que hace que nuestra pérdida de poder
adquisitivo sea superior al 30%. No se
puede añadir, al quebranto económico, la adopción de medidas tan restrictivas y
que van encaminadas a anular toda posibilidad de conciliación de la vida
familiar y laboral.